Jet-lag Amberino

Erasmus in
01/11/2003
🖋: 
Auteur extern
Manolo Ferrero

Puede resultar paradójico, pero los españoles que en estos momentos residimos y estudiamos en Amberes, sufrimos el fenómeno Jet-lag. Y no me estoy refiriendo a los estudiantes procedentes de la comunidad canaria, sino a todos, peninsulares incluidos.

Cuando llamamos a casa decimos “todo va bien, mama” o “de puta madre, tío”, ignorando completamente que nuestro cuerpo y nuestra mente están siendo torturados por un desfase horario muy considerable. En Bélgica siempre es la misma hora que en España, con el respeto de los lectores canarios, pero se da el Jet-lag. Me explico.

En primer lugar, sufrimos un desfase horario severo en cuanto a los hábitos alimenticios. No existe una “hora de comer”, o bien almorzamos a las 12, o comemos a las tres, o según ellos, “cenamos” a las 6 de la tarde.

Y lo peor es cuando se combinan los horarios de comida belgas y españoles (yo he llegado a cenar tres veces en un día), o cuando simplemente “pasamos” de comer y dependemos de un Groot Kebab que nos tomamos antes de meternos en la cama para matar el gusanillo. No menos crítico es el problema de las horas de sueño, y el tema siestas. A los que creían que era imposible echarse la siesta varias veces en una sola tarde, he de decirles que están equivocados.

En Amberes se puede. Hay una amplia franja de tiempo por la tarde en la que el cielo está siempre gris, y no te apetece más que echarte un ratito. Luego te levantas, comes (o cenas, o almuerzas, o como lo quieras llamar) y te vuelves a dormir un poco. Es curioso, pero sucede, ya que es necesario para apoyar las pocas horas de sueño nocturno de las que disfrutamos en ocasiones.

 

Este desorden en las comidas y el descanso también afecta a la higiene personal, pero de una forma positiva. ¡Te lavas los dientes a unas horas rarísimas!, pero claro, con tanta lunch te los estás lavando continuamente.

Al levantarte de las siestas, lógicamente te los vuelves a lavar para que se te despegue la boca, y si te toca un día de estos en los que no comes, en casa te aburres y te dedicas a lavártelos todo el día.

Dentro de este desbarajuste, un colmo significativo del Jet-lag amberino: llega un momento en el que lo último que haces ANTES de comer, es cepillarte los dientes, para ensuciártelos a los pocos minutos. ¿Y tú, sufres el Jet-lag amberino?

 

 

Manolo Ferrero, m.m.v. Isabel Gomez Diez
Spanjaard op bezoek